Desacompañados
¿Por qué el empeño de seguir naufrago en el mar de la compañía?
Encontrar, encontrarse
en esa mirada perdida, tan lejana, tan ausente.
Sola,
una mirada sola, que no desea compañía
eremita de corazón vacío
de sin sabores, sin alegrías
la distancia que teme desalejar
la frontera que no se atreve a traspasar
hay miedo
su miedo
confundido, su ser y su puede ser
Solo,
un ver solo, que no desea compañía
ermitaño con huecos en el alma
de ausencias, despoblado
el camino recorrido deja una huella
la gran fresa rota aprieta en el pecho
desgarra negras y dolorosas perlas saladas.
Solos,
en la búsqueda infructuosa de compañía
despreciando el derecho de encontrarse
cuando las sirenas de los barcos suenan a lo lejos
los surcos del arado marino se cierran
las manos, sus manos
con demasiada distancia
borrando el sendero
deshacen
olvidan
niegan
irremediablemente,
se alejan.