Asomados estamos

Este espacio se manifiesta como un laboratorio de reflexión, personal y profesional de mi cotidianidad, que les ofrezco para su entretenimiento.

Espero lo disfruten

18.11.06

Todos están ausentes

Existe un vacío entre sus voces y la mía, no puedo decir que los extraño, ya que no era cotidiana ninguna tertulia, pero hay alguien de quien deseo poesía, eventual era su prosa pero importante y reconfortante, probablemente ni imagine lo que significan para mí sus esporádicas palabras: un destello de luz para una vida apagada por la rutina, un fantástico y delicioso, pero imposible idilio, sellado entre la testarudez y la razón.
Llego muy tarde al trabajo, la noche anterior me escape para ahogar la pena del desprendimiento, encuentro en el arribo a mis compañeros en la puerta, nadie puede laborar, se ha ido la electricidad, curiosos esperan saber la razón de mi demora, el mal humor de 2 horas de tráfico me hacen vociferar muy malas excusas, que distorsionan notablemente entre sus felices rostros con amplias sonrisas, me siento realmente mal, dejo que me alimenten sus simpáticos comentarios, hacen bromas y tratan de elevar mi terrible animo, al cabo de unos minutos logro, llevada por su fervor, unirmeles en la dicha de un viernes sin luz.
Emocionada como niña a la espera de la hora de visitar el parque, lo más inquietante es el encuentro, durante días deseaba en el silencio verlo, pude contactarlo gracias a un conocido común, me invita a un pre-despacho, del cual desconozco la ubicación, en el hogar de quien gentilmente compró nuestras entradas. Quedamos a las 3, yo llegó a las 3 y 20, allá está, recostado a un lado del poste, con sus rizos negros premeditadamente despeinados, dejándose elevar por la fría brisa de la tarde. Llegamos, me presenta, todos los rostros son nuevos, un espacio realmente acogedor, escuchamos abrebocas de lo que nos espera en la noche, brindamos, comemos, partimos desesperados buscando reencontrarnos con nuestra adolescencia de roqueros trasnochado. Sin pensar, permaneceremos divirtiéndonos toda la noche. Exhaustos de baile y roncos de canto, a las 530 antes que amanezca, nos vamos todos, abandonando la casona que sirvió de sede antes de… y después del…
No logro levantar la cara de la almohada, ni el cuerpo de la cama, una extraña presión oprime mi pecho. -Puffht …puffht…Me parece haber fumado mucho anoche puffht… puffht… ¡Que dolor tan fuerte!… puffht… puffht. En una especie de duermevela gastada, mi cuerpo pide perdón. -Puffht… puffht… ¡Qué fastidio! el dolor de garganta que no me deja ni fumar ni tragar, ni pensar ni sentarme, ni reír ni recordar, ni escribir, ni nada puffht… puffht…. De nuevo juro que más nunca me desbarranco así otra vez.
Puffht… puffht… Y paso bajo la cobija, entre estornudos e idas al baño, alimentada de sopa de fideos, los 3 siguientes días libres de mí fin de semana muuuy largo; malgastados en medio de una terrible gripe. A pesar que procuro exorcizarla a punta de acetaminofen y té, ella no pretende abandonarme por ahora. Puffht… puffht. Es ella, mi única e ingrata compañía puffht… puffht.

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